SOBRE LA HUELGA DE ARTE
Bob Black
[<] Huelga de Arte
Artpaper, vol 9, # 4, diciembre 1989, Minneapolis, USA
El arte abstrae la vida. Abstraer es eliminar. Cuando el primer
artista pintó un uro sobre las paredes de su cueva, el primer
crítico lo vio y dijo, “¡Eso es un uro!”. Pero no era
un uro, era una pintura. Desde entonces la crítica de arte ha
ido en decadencia. El arte, como la ciencia, es una
iluminación mediante eliminación. Los artistas quitan
para mejorar. En este sentido, el minimalismo no es sólo otra
escuela de arte, sino su esencia evolutiva, y todo arte moderno
puede verse como un proceso de autodestrucción progresiva.
Los artistas se destruyen con frecuencia a sí mismos,
ocasionalmente se destruyen unos a otros, pero correspondió a
un artista alemán relativamente poco conocido, Gustav
Metzger, dar a este impulso artístico su articulación
más sucinta cuando en 1959 anunció su teoría
del “arte autodestructivo”. No es sorprendente, por tanto, que
Metzger anticipara la Huelga de Arte propuesta para los años
1990-93.
En 1 de enero de 1990 -si cumplen con las directivas del grupo
PRAXIS- todos los artistas abandonarán sus herramientas
durante tres años. No habrá inauguraciones, ni
exposiciones, ni lecturas. Los “trabajadores culturales”, a menos
que sean esquiroles, lo harán también.
Galerías, museos y espacios “alternativos” cerrarán o
serán reconvertidos para propósitos más
prácticos. Según los promotores de la Huelga de Arte,
todo el mundo se beneficiará de ello. Los artistas, escapando
de su responsabilidad de creatividad especializada, no sólo
tendrán un descanso sino además una oportunidad de
tener una vida. Y las masas populares, ya no intimidadas por
“matones con talento”, tendrán la ocasión de asaltar
el arte como aire fresco en los vanos.
Aunque se muestra en principio como supresión del arte,
la Huelga de Arte es su realización en esencia -la
última obra de arte, la culminación de su telos. En la
Huelga de Arte, la abnegación artística alcanza su
expresión final: el arte, habiendo llegado a no ser nada,
llega a serlo todo. Si el arte es lo que los artistas no hacen,
¿qué no es arte ahora? La Huelga de Arte se convierte
así en un ejercicio dentro del imperialismo. Después
de todo, todos los demás han estado siempre en Huelga de
Arte. Con la Huelga de Arte, se ofrece a los líderes la
ocasión de ponerse al mismo nivel que sus seguidores, que no
eran previamente conscientes de que tenían líderes, y
de que no los necesitan.
La renuncia ostentosa es codicia en su forma más
deformada e insidiosa. Mediante su ruidosa negación del arte,
los huelguistas afirman la del arte y la suya propia, no distinta de
los alcohólicos cuyos encuentros de Alcohólicos
Anónimos sirven para testificar el poder de las drogas y su
propio poder al renunciar colectivamente a ellas. Pero ahí
termina la analogía. Los huelguistas comparan su huelga a la
Huelga General de los sindicalistas y se apropian el encanto de esta
táctica obsoleta. Pero una Huelga particular no es una Huelga
General; y la Huelga de Arte, en la medida en que no incluye el
rechazo del trabajo por los obreros asalariados (artistas que son
generalmente empleados como freelancers o contratistas
independientes), no es una huelga en absoluto.
¿Qué siguen siendo los artistas que renuncian?
Artistas, por supuesto. La Huelga de Arte magnifica la importancia
del artista hasta cuando abandona sus herramientas. Liberado de la
obligación de crear, el artista ya no debe intentar informar
o agitar ni siquiera entretener. Toda pretensión de ser
útil a la gente debe ser abandonada. Pero esto no quiere
decir que los artistas vayan a desaparecer en la multitud -si lo
hicieran, nadie sabría que estuvieron en huelga. No, en lugar
de llevar a cabo una producción al margen de su negativa a
producir, deben llamar la atención acerca de lo que ellos no
hacen, aunque sus credenciales de inactividad sean precisamente su
arte previo. Esto es lo que hace elitista al rechazo del arte. La
Huelga de Arte es una noción vanguardista: sólo los
artistas pueden negar el arte, y solo los artistas pueden
congratularse de estar en el camino de una explosión de
creatividad popular.
Realmente, la razón de que la gente no cree arte no es
que estén intimidados por “matones con talento”, sino que su
poder creativo ha sido suprimido de tal forma -sobre todo por el
trabajo- que dedican sus horas de ocio al consumo en vez de la
creación. La escuela, el trabajo, la familia, la
religión, el derechismo y el izquierdismo - frustran la
creatividad. El tipo de “arte” creado por los promotores de la
Huelga de Arte, sus diversas predicciones y pronunciamientos, es
mucho más opaco para los proletarios que el arte
representacional de los tiempos pre-modernos, y no menos que el arte
moderno, que está demasiado lejos de la experiencia cotidiana
de cualquiera para ser intimidados por él, a no ser por su
reputación, que por supuesto crecerá durante los
Años Sin Arte.
Los teóricos de la Huelga de Arte son ambiguos respecto
del alcance de la huelga. Si esto representa el rechazo de la
“creatividad” por los especialistas, es sólo para los
artistas. Pero si la Huelga de Arte pretende cerrar museos,
librerías y galerías, debería incluir a los
trabajadores para quienes sería entonces una huelga real, los
empleados del aparato cultural incapaces de rechazar su creatividad
en primer lugar porque nadie les ha llamado a ello. El conserje
limpiará lo mismo el museo que una planta de energía
nuclear, especialmente desde que los intelectuales activistas
pretenden hacerle abandonar su puesto allí donde pueden.
Tales trabajadores saben ya de primera mano que los artistas
necesitan bufonadas estrafalarias para comprehender - trabajar para
la industria cultural es todavía trabajar. Sólo para
el artista la Huelga de Arte es una obra de arte. Los otros que se
verían envueltos en ella no serían sino la pintura que
los artistas en huelga aplican sobre sus lienzos, absorbidos por una
obra de arte performática. La vida humana y el sustento como
materia prima del arte… ¡Qué artista no ha sentido
moverse algo en lo más profundo de sus tripas al escuchar el
llanto de Nerón: que un artista muere en mí!
Como los Años Sin Ingresos no contienen ninguna llamada
al proletariado industrial del arte o sus burocracias, estos
permanecerán en su trabajo. El impacto de la huelga
será muy desigual. Los curators y libreros estarán
contentos de librarse de la parte más dura de su tarea -
guardar fondos de nuevas obras de arte y tratar de adivinar cuales
pasarán la prueba del tiempo. El arte se ha estado acumulando
desde antes de la Edad de Bronce; tres años no serán
suficientes para revalorizar, reordenar y redistribuir el inventario
existente. Por añadidura, las presiones presupuestarias
pueden aliviarse. La música, basada toda ella ya en los
“éxitos clásicos”, vivirá también del
pasado. En lugar de música viva volvería el disco. La
mayoría de la gente ve la televisión, no la hace.
Ahora todo el mundo la hará. ¿Van a ir los artistas a
la huelga para que les pidamos que vuelvan al cabo de tres
años? Si ya poseían antes un lugar de privilegio,
¿hasta dónde se elevará su plaza en 1993? La
inspiración real para la Huelga de Arte no es, como se
pretende, la huelga general del proletariado, sino algo ya
representado en una obra de arte - la huelga general de capitalistas
en Atlas Shrugged de Ayn Rand..
Pero los artistas no tendrán que esperar tres
años para sacar provecho de la Huelga de Arte. Los beneficios
serán inmediatos y se incrementarán como un
interés complejo. La Huelga de Arte actúa
ingeniosamente sobre la oferta, no sobre la demanda. El arte
existente verá su valor apreciado puesto que nada nuevo
llegará al mercado para competir con él. Por
añadidura, estará la sobretasa conferida por la
mística de la extinción; en consecuencia, el arte
reciente elevará su precio al nivel del último en su
especie. De hecho, no se presentará como el último
sino como la culminación, ya que la ideología del
progreso influye de tal forma en la mente occidental que
regularmente confunde lo último con la forma final de un
supuesto proceso evolutivo. Los últimos serán los
primeros, o por lo menos serán valorados de esta forma. No es
extraño que sean algunos de los artistas
contemporáneos de menos éxito comercial lo que lideran
la Huelga de Arte, ni que otros les sigan. Ellos no proponen
destruir las obras exactamente (aunque si se hiciese esto
selectivamente tendría aproximadamente el mismo efecto que
una Huelga de Arte). Los Años Sin Arte no incluyen nada de
esto, aunque todos se uniesen a la huelga. En lugar de ello, la
Huelga de Arte creará un cartel - su inspiración no es
el IWW o la CNT, sino la OPEC.
La Huelga de Arte no debe nada al movimiento obrero, a pesar
de su pose proletaria, sino el hurto de lo que puede esperarse que
los artistas roben: su imaginario. Esto incapacita a los artistas
para investir de importancia su agotamiento. La negación del
arte certifica sólo a los artistas como intérpretes
expertos de lo que nadie más que ellos hace. El arte de la
negación, por su parte, actúa contra lo que todo el
mundo hace pero nadie ha creado, contra el trabajo y la
sumisión al estado. El arte de la negación es el arte
de vivir, que empieza con la huelga general que nunca
termina.