¿Todos o nadie? - Nombres múltiples, personas imaginarias, mitos colectivos
[<] Proyecto Luther Blissett
Un nombre múltiple es «un nombre que cualquiera
puede utilizar». Aquellos que lo han inventado rechazan
expresamente tanto el monopolio para su uso como el copyright.
Pero estos nombres significan más que el mero deseo de sus
usuarios de anónimos: aun siendo así, el nombre
múltiple como expresión de anonimato sólo
representa un espacio vacío, un signo sin
significación propia, existe la posibilidad de que se
convierta en un significante con fuerza siempre y cuando se vincule
con una práctica determinada, reconocible y limitable.
Entonces no sólo significa dicha práctica
(artística, política, religiosa>, sino que se
asocia también con el cuerpo de una persona imaginaria. En
cuanto la práctica se hace reconocible y se llena con vida,
esta persona va tomando vida. Su cuerpo gana en contorno, adquiere
una historia, un mito. La gente que entra en esta historia y que
participa en las prácticas vinculadas con el nombre
múltiple, acaba realmente formando parte de esta persona
imaginaria y colectiva' la práctica de los individuos
singulares cobra fuerza a través del mito colectivo y al
mismo tiempo lo reproduce Y al revés: si esta práctica
pierde sus contornos y su fuerza significativa, se muere
también la persona colectiva en la cual se encarna.
El nombre múltiple supera la separación entre
individuo y colectivo. De manera mágica otorga al individuo
una participación en el cuerpo colectivo de la persona
imaginaria, en la cual se encarnan el movimiento y la fuerza de una
masa invisible. La masa gana en contorno, y en la forma de la
persona imaginaria se convierte en un sujeto activo. Justamente los
oprimidos sin-nombre han utilizado a menudo esta manera de actuar.
Se dio, por ejemplo, en las insurrecciones campesinas: en 1514, los
campesinos del sur de Alemania se lanzaron al campo de batalla bajo
el nombre de «der arme Konraó« (el pobre Conrado)
Pero no había ningún líder en el cual se
encarnara la masa sublevada: cada uno de ellos era el «pobre
Conrado> que se sublevaba contra su opresión. En la
Inglaterra de principios del siglo XIX, el nombre múltiple
del «General Ludd« representaba a los oprimidos. Como
líder imaginario de los ataques contra las nuevas
máquinas dirigió sus amenazas -casi siempre seguidas
de acciones- contra los agentes capitalistas de las modernas formas
de la explotación A pesar de que el movimiento del "General
Ludd" no tenía formas de organización definida.
(O quizás justamente por esta razón), durante muchos
años fue capaz de infundir miedo y terror a los explotadores.
Mientras que el "General Ludd" no era una
persona real representaba a una Organización
establecida, las posteriores formas
organización de los trabajadores siguieron la
separación burguesa entre individuo y práctica
colectiva. El colectivo (el proletariado, etc.) se convierte en un
asunto abstracto y jerárquicamente administrado. Su fuerza
simbólica ya no se manifiesta de modo inmediato en la
práctica de cada individuo Los portadores de esta fuerza ya
no son sino unos pocos, unos individuos «destacados»,
que ofician de líderes, de héroes y de ídolos.
No es gratuito que el nombre múltiple surja en la actualidad
justamente en aquel ámbito donde la idolatría burguesa
por los individuos «destacados» es más
pronunciada, es decir, en el ámbito del arte. La
utilización de un nombre múltiple como nombre
artístico excluye la adjudicación de una obra a un
autor individual. Los neoístas utilizaron
consecuentemente este principio.
Transformaron, por ejemplo, nombres artísticos como Harry
Kipper en nombres múltiples, mientras que otros nombres como
Monty Catsin, con sus mitos correspondientes, deben ser considerados
productos de la práctica artística neoista. Finalmente
debería mencionarse la creación del mito colectivo
Luther Blissett como una de las obras artísticas más
importantes de la era postsituacionista. En este caso se
recurrió -como en el caso de Karen Eliot- al nombre de una
persona real.
Un ataque especialmente alevoso a los conceptos burgueses de sujeto
consiste en transformar de repente, e incluso en contra de su
voluntad, a individuos reales en personas colectivas. Por ejemplo,
ponerse una peluca en plan Julio Iglesias e imitar su voz y
movimientos cantando; a este primer imitador seguro que le
seguirán otros, y todo mezclado con la propia presencia de
Julio Iglesias. Otro ejemplo puede ser el intento que se hizo
durante la campaña electoral a la alcaldía de Zurich
de convertir, sin más, al candidato del campo burgués,
Andreas Múller en una persona colectiva. para ser parte de
esta persona era suficiente con llamarse Múller y aparecer
bajo este nombre en una papeleta electoral (pasteleo electoral)
En el contexto político actual existe otro nombre
múltiple Referente a los medios de comunicación, uno
de los méritos estratégicamente más geniales de
la guerrilla zapatista consistió en convertir el nombre de su
portavoz, del subcomandante Marcos, en un nombre colectivo
(«Todos somos Marcos»). Con esta práctica no
sólo seguían con su intención de deconstruir el
principio del líder de la revolución o de la guerrilla
-como ya hace vislumbrar el título
«subcomandante«-, sino que a la vez crearon una forma
nueva de mito colectivo' la persona del guerrillero real no tiene
una historia clara e identificable. Sus atributos reconocibles como
el pasamontañas y el uniforme no esconden su papel de signo
vacío; al contrario, lo subrayan aún más.
Precisamente por el hecho de que la persona real queda como borrosa,
este lugar vacío puede ser llenado con innumerables historias
y leyendas. En este proceso, el mito colectivo «Marcos»
se convirtió en portador omnipresente de las más
diversas significaciones, en expresión y punto de
identificación de fantasías subversivas así
como sexuales. (Estas últimas destacan de manera más
clara la potencia simbólica de la persona colectiva' aunque
nadie ha visto nunca su cara ni su cuerpo, Marcos fue elegido
«el hombre más atractivo de México».) Al
final se podía ver a decenas de miles de personas
manifestándose por las calles de México D.F al grito
de «Nosotros también somos Marcos», tomo
expresión impresionante de su fuerza política.
En eso el mito del "Sub" se distingue claramente del mito de un
héroe individual tomo el Che Guevara una frase como «Yo
también soy Che Guevara» simplemente sería
ridícula. Los gobernantes de México desde luego han
entendido muy bien el funcionamiento del mito colectivo y las
consiguientes prácticas mágicas Eso se ve en sus
esfuerzos desesperados (y sin resultado) por encontrar al individuo
«real» que se esconde bajo el nombre, de enseñar
públicamente su cara con el fin de reducirlo de mito
colectivo a individuo burgués.
El origen de los nombres múltiples se pierde en la oscuridad
de la historia, remite a prácticas religiosas y
mágicas antiguas Ya el nombre más antiguo y más
vivo de estos nombres demuestra este principio con toda claridad'
todas son desde siempre Buda La participación en esta persona
colectiva está mediatizada por la participación en una
práctica'
«Al realizar la práctica de Buda, sois como Buda. Veis
con los mismos ojos, escucháis con los mismos oídos y
habláis con la misma boca. No hay la más mínima
diferencia».
Mediante la utilización de nombres múltiples se
recobran de manera casi natural unas formas arcaicas que cuestionan
la separación entre individuo y colectivo. Los nombres
múltiples no son, en primera instancia, formas de anonimato
(como tales no son mejores que no tener ningún nombre), sino
que representan el ataque más fuerte a los conceptos modernos
de subjetividad e identidad burguesas. Demuestran de manera clara
que dichos conceptos son unas ilusiones ajenas a la naturaleza del
ser humano. De esta manera manifiestan la verdad intemporal de la
idea según la cual la identidad humana no es otra cosa que la
articulación y el punto de confluencia de prácticas
colectivas, que la identidad humana no existe más allá
de esto Sin embargo, esta verdadera fuerza subversiva del nombre
múltiple sólo se demuestra en la práctica
concreta: ¡Sé tú también Luther
Blissett!