¿Qué demonios es el Proyecto Luther Blissett?
[<] Proyecto Luther Blissett

Citas seleccionadas de Luther Blissett, Mind Invaders:
Come
fottere i media. Manuale di guerriglia e sabotaggio
culturale,
Castelvecchi, Roma 1995. Traducción española en
Pánico en las redes. Teoría y práctica de
la guerrilla cultural, Literatura Gris, Madrid,
2000.
[Este libro no es] un resumen teórico de las fases
tempranas
del Proyecto Luther Blissett ni nada parecido, sino una
deriva por
fenómenos y signos de una forma nueva de pensar y de
cambiar
la vida cotidiana. Hoy es posible alcanzar la unidad
esencial entre
sueño y acción con vistas a una liberación
total. Para ello es preciso desembarazarse de una vez por
todas del
concepto de individuo. Este concepto es profundamente
reaccionario y
antropocéntrico y está asociado a la idea de
originalidad y a los derechos de autor. Hemos de abrazar
por el
contrario la idea de condividuo, es decir de una
singularidad
múltiple cuyo despliegue entraña nuevas definiciones
de"responsabilidad" y de "voluntad", y que no facilita
precisamente
las cosas a abogados y jueces..
Cualquier cuerpo-mente simple (cualquier in-dividuum) está
atravesado por flujos vorticales de comunicación que
exceden
los límites del cuerpo individual y crean una comunidad
inestable de singularidades: con-dividualidad. El plagio,
los
nombres múltiples y el uso antagonista de las redes han
sido
-y son todavía- fases importantes en nuestro camino hacia
la
condividualidad.
En un episodio de Star Trek. The Next Generation titulado
'Darmok'
(fecha estelar 45047.2), la tripulación de la Enterprise
encuentra a los oscuros y misteriosos tamarianos, cuyo
idioma es
incomprensible para los humanos y para los demás pueblos
de
la Federación. La lengua tamariana parece un listado de
nombres y fechas. Sus frases no tienen lógica ni
coherencia
sintáctica.
En el curso del episodio nuestros héroes se dan cuenta de
que
los tamarianos citan acontecimientos sacados de su
historia y de su
mitología, acontecimientos que representan
precedentes/recuerdos a partir de los cuales pueden hablar
en
cualquier circunstancia actual. Por ejemplo: 'Shakah, las
paredes
derrumbadas' significaría fracaso, 'la he cagado' o
'¡maldita sea!'. 'Tembah, los brazos abiertos' se traduce
por
'generosidad', 'por favor, acepta este presente' o
'gracias por el
regalo'. 'Mirah, sus velas al viento' significa 'huida',
'fugitivo',
'vámonos' o 'voy'. 'El río Temark en invierno' quiere
decir 'inmovilidad', '¡no te muevas!' o '¡manos
arriba!'. 'Sindah, su cara negra y sus ojos rojos'
significa
'muerte', 'morir', 'mortecino', etc.
La lengua tamariana no es lógica/referencial -es
simbólica, imaginativa, icónica, analógica. Su
evolución no ha precisado definir lo que suele llamarse
'identidad'. En la medida en que la audiencia la entiende,
no se
trata de una "estructura" totalitaria que articule una
sociedad
orgánica. Las diferencias singulares no resultan allanadas
en
nombre de la tradición o de una memoria monumental
acrítica. Por el contrario, los tamarianos producen
colectivamente un tesoro de cuentos e imágenes que
constantemente se modifican. Sus relaciones
interpersonales son
tipos de función que cada-dividuum se apropia, y por tanto
niegan todo rol e "identidad". Para ellos este mundo
compartido de
experiencias y emociones, esta auténtica comunidad, no se
contradice con la "singularidad", porque no son
individuos, su ego
es múltiple y multiversal y su subjetividad está
descentralizada. No distiguen entre sujeto, predicado y
objeto:
frases como las citadas anteriormente se construyen a
partir de un
sentido genérico de "faltar", "dar", "ir" y "permanecer",
acciones que se aceptan implícitamente como complejo, rico
en
significados e irreductible a cualquier análisis
lógico. Esto crea situaciones que no pueden definirse
mediante el lenguaje ni quedar atrapadas en él.
Los guionistas Philip Labeznik y Joe Menosky son buenos
lectores.
Conocen bien El Crepúsculo de los Idolos de Nietzsche:
En su origen, el lenguaje pertenece a la época de la forma
más rudimentaria de la psicología. Entramos un reino
de fetichismo crudo cuando invocamos ante la conciencia
los
presupuestos básicos de la metafísica del lenguaje, en
palabras más simples los presupuestos de la razón. En
todas partes ve un hacedor y sus actos; cree en la
voluntad como
causa; cree en el ego, en el ego como ser, en el ego como
substancia, y proyecta esta fe sobre todas las cosas -sólo
por ello crea primero el concepto de "cosa". En todas
partes el
"ser" es pensado, comprendido, promovido implícitamente
como
causa; el concepto de ser es la continuación, y un
derivado,
del concepto d e ego. [...] "Razón" del lenguaje,
¡vieja engañosa! Me temo que no nos hemos librado de
Dios porque todavía tenemos fe en la 'gramática'.
El idioma tamariano no es secreto ni excluyente. No
es una
jerga que la comunidad haya creado para protegerse del
exterior. Los
tamarianos quieren compartir su imaginario y su memoria,
ampliar y
enriquecer su mitología para entender y hacerse entender.
En
realidad, como resulta imposible comunicarse con ellos sin
compartir
los mismos mitos, el lenguaje tamariano asimila otros
nuevos, como
el de Daton, el capitán de la nave espacial tam ariana, y
el
capitán Jean-Luc Picard cuando son tele-transportados a
Eladril IV, un planeta deshabitado donde tienen que
cooperar y
enfrentarse a la irradiación destructiva de una criatura
desconocida hecha de pura energí a. Esta situación se
inspira en lo que se conoce como "Darmok y Tjalad en
Tanagra", dos
héroes de la mitología tamariana atrapados en una isla
habitada por una peligrosa bestia. Quien vea este episodio
no
olvidará la exul tación de Daton cuando Picard
comienza a entender sus mensajes: "Sukat, los ojos
destapados".
Sólo Picard sobrevive, y su recuerdo permanece
todavía: desde entonces, tamarianos y federados
expresarán su voluntad de comuni carse diciendo: "Picard y
Daton en Eladril".
Podría conformarme con decir que un nombre
múltiple es un escudo para defenderse del poder existente
cuando trata de identificar y encontrar a sus enemigos, un
arma en
manos de lo que Marx describió irónicamente como " el
lado malo" de sociedad. En Spartacus, de Stanley Kubrick
(E.E.U.U.,
1960), todos los esclavos derrotados capturados por
Crassus
afirmaban ser Spartacus, igual que todos los zapatistas
son Marcos y
todos los míos son Lu ther Blissett.
Pero esto no es todo, pues el nombre múltiple es
también constructivo, ya que apunta a fundar un mito
abierto,
un pasar y modificar en el contexto de una red tamariana
de eventos.
El problema es que tenemos que comprend er aún en qué
consiste el mito.
La palabra "mito" se utiliza generalmente para
definir algo no
real. Los cuentos que los antropólogos describen como
"mitos"
refieren cosas que nunca ocurrieron. Los cuenta-cuentos no
esperan
que los mitos vuelvan a su ceder. Para los modernos
pertenecen a una
lejana "época maravillosa", anterior al comienzo del
mundo.
Con todo es un error considerar al mito género menor en
relación con la historia mistificada: es un acto de
institución , el relato de la primera vez que alguien
realizó la acción que luego se ha perpetuado como
ritual, y sólo porque la acción sobrevive en el ritual
ratifica éste todavía algún derecho a las
relaciones sociales. Puede trata rse del advenimiento del
fundador
de una familia real que trajo consigo los instrumentos de
civilización, o de las gestas llevadas a cabo por el
antepasado más antiguo de una autoridad ritual, o del
primer
hombre que prac ticó cierto tipo de magia. También hay
mitos de los orígenes que nos cuentan cómo el mundo
conoció el trabajo y la muerte y cómo se separaron la
tierra y el cielo para castigar a quienes habían
desobedecido
a Dios. Estos mitos pretenden responder a cuestiones
universales. La cultura hebreo-cristiana se reconoce más
bien
en mitos escatológicos basados en un concepto lineal del
tiempo y proyectados hacia el futuro, como el milenarismo
apoca
líptico y el cambio social.
En 1962 el situacionista Raoul Vaneigem escribió:
Nacido de la voluntad de los hombres por resistir a
las
fuerzas ingobernables de la naturaleza, el mito es una
política de seguridad pública que ha sobrevivido a su
función propia y se ha establecido despóticamente,
reduc iendo la vida a la mera dimensión de supervivencia,
negándola como proceso y totalidad.
No es cómodo vivir con el mito, pero es inevitable,
como lo fue, en medio del fuego y los derramamientos de
sangre de
los alborotos y de la lucha de clases, que los humanos
pusieran su
confianza en esa cristalización de su imaginario
colectivo,
creyendo que sus acciones serían canalizadas en un devenir
lineal y predictible.
El problema no reside en la "falsedad" de los mitos,
sino el
hecho que sobrevivan a toda forma histórica de necesidades
y
deseos que han canalizado y reformulado. Una vez
ritualizado y
sistematizado, el imaginario se c onvierte en el reflejo
de los
poderes existentes. Los mitos de cambio social se tornan
mitos
fundadores de la falsa comunidad construida y representada
por el
poder: el "Progreso" arraigado en la llamada "Humanidad",
la p
rotagonista de la "Historia", etc., subjetividades
abstractas para
ser capitalizadas. El mito fundador de E.E.U.U., el del
"Salvaje
Oeste", derivado al parecer del milenarismo apocalíptico,
causó el exterminio de los nati vos y se convirtió en
la liga ideológica del imperialismo del siglo XX. En el
lado
contrario, el mito del "Proletariado" también se
corrompió: en lugar de luchar por la autosupresión del
proletariado como clase, el movimi ento comunista sentía
orgasmos místicos ante cualquier signo de "proletariedad",
como las "manos callosas" de los obreros o su "moralidad",
mezcla de
basura cristiana y una confianza absurda en las ciencias
humanas
burgue sas. En realidad, los proletarios fueron definidos
de acuerdo
con la sociología y se identificaron con los trabajadores
en
el mejor de los casos o con los "pobres" de las Sagradas
Escrituras
en el peor, e incluso con amba s figuras, cuando Marx
había
escrito: "El proletariado es revolucionario o no es nada".
Las
consecuencias directas fueron el realismo socialista de
Zdanov, el
puritanismo, la represión sexual contra la "decadencia"
burgue sa y toda esa mierda.
Sin embargo, las relaciones sociales humanas serían
imposibles si tratásemos de deshacernos de símbolos y
fantasías en nombre de una racionalidad abstracta. Nuestra
imaginación colectiva crearía nuevos mitos. La "desmi
tificación" no tiene sentido, hemos de enfocar nuestros
esfuerzos en otra dirección: permitir el movimiento
imaginario, impedir que cristalice, tratar de entender
cuándo
y cómo los mitos deben ser deconstruidos, descompue stos u
olvidados antes de que la pluralidad de imágenes se
reduzca a
una imagen única y absoluta. Hemos de surfear las redes,
saquear la imaginación colectiva, teletransportarnos a
planetas salvajes: Picard y Daton en Ela dril.
El mito no dejará de volver a emerger, ya está
en camino. En realidad está siempre aquí, y
volverá a aparecer como un tesoro en el momento oportuno.
Vendrá, de cualquier forma, como un principio
heterogéneo, cuando su pro pio proceso culmine [...] Nunca
volvemos al mito, siempre lo reencontramos cuando se
conmueven los
fundamentos del tiempo por la amenaza de un peligro
extremo. (Ernst
Jünger, La emboscadura).
El escritor reaccionario alemán Ernst Jünger
escribió esto en 1951, aunque describe perfectamente
nuestra
situación actual. En cualquier caso, el punto de vista de
Jünger sólo resulta útil si ponemos el acento
sobre el "principio heterogéneo" que desmantela y corta el
fragmento. Si no es así tenemos que seguir la larga vida
de
la monja-prostituta hasta que tocamos tierra y leemos:
Los pueblos nunca abandonan su esperanza en otro
Teodorico u
otro Augusto, un príncipe cuyo mandato se anuncie en las
constelaciones. Sienten que la rama dorada de mito se
encuentra bajo
la superficie de historia, justo d ebajo de la tierra
cortada por
los agrimensores del tiempo.
El mito que quiero hacer emerger como un principio
heterogéneo, o mejor dicho, como un principio caótico
y siempre cambiante, es por el contrario el de la red
tamariana de
eventos. La armonía, la franqueza y la concord ia resultan
aún menos interesantes que la linearidad, y Luther
Blissett
no es un bardo que cante las gestas de un nuevo Teodorico
revolucionario, sino un van-bardo que canta el
Gemeinwesen. La
comunidad abierta que produc e la red no es una sociedad
postrevolucionaria liberada, y menos aún una clase
revolucionaria: es nada menos que la revolución en marcha,
entendiendo por ésta una evolución imprevisible en el
filo de una catástrofe, un ju ego con un desarrollo
interminable. No hay 'antes' ni 'después' de la
revolución, todo ocurre mientras tanto. El mito tamariano
no
es sólo una estratagema para empujar a las masas hacia la
revolución (a diferencia del mit o de Georges Sorel de la
huelga general), ni sólo una estrategia del pars destruens
[lado destructivo]. Las alegorías que utilizo en este
libro
son los cimientos de un nuevo edificio, tienen un
importante pars
construens [lado constructivo].
Sólo los nativos estalinistas que han sobrevivido al
siglo XX siguen diciendo que el rechazo del trabajo es
sólo
una arma táctica y que al llegar la revolución la
gente tendrá que volver a trabajar porque el ocio es de
cadente y típico de la depravada clase media. Asimismo, si
algún día conspiramos para destronar a la élite
capitalista, al día siguiente empezaremos a extender el
uso
tamariano de mitos, de secretos, de simulación y false dad
para crear situaciones, de forma que ese material no quede
en manos
de esta sociedad burguesa-. No aspiramos a dejar atrás el
engaño en nombre de la Verdad y de unas relaciones más
"naturales". Que los pseudoanarcocri stianos se ocupen de
esa basura
altisonante, nosotros no damos una mierda por ella.
Como
escribió Georg Simmel:
La concordia, la armonía y la cooperación, es
decir las fuerzas quintaesenciales de la socialización,
están a punto de romperse por la distancia, la
competición y el rechazo en la configuración real de
la sociedad: las fo rmas fijas de organización que parecen
conformar la sociedad o crear una nueva son constantemente
perturbadas, desequilibradas, corroídas por fuerzas
individualistas irregulares [...] El conocimiento mutuo no
es lo
único que afecta positivamente a las relaciones: el
estado real de las cosas implica ignorancia, así como una
cantidad inconmensurable de secreto mutuo [...] El
secreto, la
ocultación de fragmentos de la realidad por medios pos
itivos
o negativos, es una de los mayores logros de la humanidad.
Durante
la infancia expresamos inmediatamente cualquier intención,
nuestras acciones resultan accesibles para todo el mundo,
mientras
que mediante el secre to alcanzamos una ampliación
infinita
de la vida, porque muchos de sus contenidos no pueden
emerger aunque
se hagan públicos' (G. Simmel, Das Geheimnis un die
geheime
Gesellschaft, 1908).
No es preciso señalar que hubiéramos escrito
dividualistas en lugar de "individualistas" y proceso en
lugar de
"estado de cosas." Sin embargo, la descripción de Simmel
no
atañe sólo a la sociedad burguesa. Puede aplicarse a
cualquier asociación humana pasada, presente o futura, a
cualquier sociedad (Gesellschaft) o comunidad
(Gemeinschaft). Ningu
na revolución es tan radical que las personas involucradas
en
ella logren sacudirse toda alienación anterior y la
humanidad
entre en el reino de Historia Sagrada, así que es probable
que los humanos afronten nuevos proble mas y
equivocaciones tras la
caída de la élite. Secretos y mentiras serán
entonces muy valiosos. El mito no dejará de volver a
emerger.
El futuro pertenece a la red tamariana de eventos. La
comunidad que
viene es una comu nidad de riesgos, colisiones y
conflictos.
Será si cabe aún más conflictiva que ahora,
pero no será una competición de marketing ni una
guerra civil, sino una síntesis de conflicto y
cooperación, una construcción intermin able de
situaciones sin perdedores, porque la victoria será el
propio
de-sarrollo del juego, así como la estipulación de
nuevas alianzas temporales y la creación de reglas que
incluyan su flanqueamiento y transgresión. Un gran "Picard
y
Daton en Eladril", algo que nunca hubieras asociado con la
superación del capitalismo